El Área de Medio Ambiente ha realizado diversos informes y propuestas de intervención, que se llevarán a cabo en el arbolado urbano, para mejorar el lamentable estado general del mismo, consecuencia de muchos años de abandono. Se han hecho en tres líneas básicas: Rehabilitación del arbolado mal planteado o en estado de riesgo / Revisión de especies no viables / Plantado de nuevos ejemplares urbanos de porte de especies viables. Dichos informes, desarrollados a partir de la finalización del trabajo de campo del Inventario de Árboles Urbanos de Órgiva y Los Tablones, vamos a irlos publicando en este perfil, para conocimiento de quien esté interesado en este aspecto de la gestión ambiental, aun cuando se trata de textos de cierta longitud.
Hoy vamos a transcribiros el informe-propuesta técnica realizado el 19 de mayo pasado, sobre REHABILITACIÓN Y CLAREADO EN LAS LÍNEAS DE ARBOLADO EN LA CALLE LORA TAMAYO.
«a) Estado actual del arbolado en línea en la calle Lora Tamayo
En el Inventario de Árboles Urbanos de Órgiva se recogen en la calle Lora Tamayo, en su margen izquierda, tres secuencias de árboles en línea, provenientes de plantaciones originales para seto, que se han inscrito con la siguiente numeración:
a) Instituto – Pista elevada, interior: Del 401 al 430, ambos inclusive. Total: 30
b) Instituto – Verja cierre edificios, exterior (en la acera): Del 197 al 250, ambos inclusive. Total: 53
c) Cerca residencia y linde lateral, interior (sobre el muro): Del 697 al 763, ambos inclusive. Total: 66
En conjunto tenemos 149 árboles. De ellos, un 90% son ejemplares de Cupresus Sempervirens, plantados hace algo más de unos 50 años, muy cerca unos de otros, para integrar varios setos tupidos que aislaran las parcelas del exterior. Por razones que no conocemos exactamente, el objetivo de formar un seto fue abandonado con el tiempo (posiblemente por carencia de medios para su cuidado) y se dejó que cada árbol creciera por su propia dinámica.
El sistema de plantado (línea cerrada) no favorece el crecimiento armónico de los árboles, pues está pensado para su continua poda y su rebaje a un par de metros y medio como máxima altura. Ello ha dado lugar a que el crecimiento de los distintos pies plantados se haya desarrollado de forma muy dispareja y que, en el tiempo transcurrido, un cierto número de árboles haya ido desapareciendo (como constatan los huecos existentes). Los que aún permanecen, pueden clasificarse en tres grupos:
Grupo 1.- Los que han crecido de forma relativamente armónica, su tronco se ha consolidado por encima de los 50 cm de diámetro, han desarrollado copas y, en general, están en buen estado. Es el caso de la mayor parte de los ejemplares existentes, concretamente 90 árboles.
Grupo 2.- Los que, hayan crecido o no, se han debilitado y actualmente están secos. Se han registrado 5 árboles (algunos bien desarrollados) que se encuentran en esta situación: 201, 205, 213, 402 y 412.
Grupo 3.- Los que, por estar situados demasiado juntos a árboles que se han desarrollado plenamente o se sitúan totalmente bajo la copa de ellos, o por otras razones, han colapsado su propio crecimiento y sufren malformaciones, debilidad, falta de ramaje y, lo que es peor, afectan de forma muy negativa a los árboles bajo los que se cobijan. Suelen ser pies que apenas superan los 30-35 cm de grosos y con alturas raramente por encima de los dos metros, además de (salvo alguna excepción) estar desnudo de ramaje el tronco y carecer de copa (o tenerla estrangulada por el árbol contiguo), lo que indica un deficiente desarrollo. Es preciso indicar que todos ellos (también algunos de los que han crecido más) tienen el tronco cercenado por poda de desmoche, ocurrida en tiempos anteriores (tal vez incluso en la época en que aún se pretendía que formaran seto). En total, se han registrado en este grupo los siguientes árboles inventariados:
Grupo 3.1. Árboles encapsulados en el interior de la copa de otros árboles a los que están anexos: 197, 206, 208, 209, 214, 218, 221, 226, 227, 229, 235, 237, 239, 242, 248, 250, 253, 260, 406 (excesivamente inclinado, además), 414, 418, 419, 422, 430, 431, 701, 702, 704, 709, 711, 713, 720, 721, 724, 725, 727, 731, 732, 734, 737, 746, 748, 752 y 753 En total, están en esta situación 44 árboles
Grupo 3.2. Árboles que tienen malformaciones, están descompensados y/o apoyados en los troncos o ramas de los que están junto a ellos, presionándolos y dañando su ramaje y copa. No suelen tener copa y están desmochados a cierta altura. En esta situación se encuentran los árboles inventariados con los números 197, 202, 212, 216, 232, 409, 426 (que tiene un tronco de cierto grosor, unos 60 cm de circunferencia), 429, 729, y 735. En total, 10 árboles.
b) Propuesta de actuación con los árboles de los grupos 2 y 3
Una vez perdida la finalidad de conformar un seto, que exigía la inmediatez de los troncos entre sí, hubiera sido preciso, en el pasado, haber hecho un clareado de pies, desechando los que se encontraran más debilitados o peor arraigados. Sólo se hizo en su momento de forma muy parcial, de lo que quedan los huecos actualmente visibles, pero se dejaron un buen número de pies excesivamente cercanos a otros más desarrollados. Estos pies (todos los del grupo 3, tanto el 3.1 como el 3.2) han tenido en todos los casos cortada su posibilidad de crecimiento, lo que se puede comprobar por su grosor de tronco, del orden de un cuarto del de los árboles más desarrollados, así como por la debilidad estructural, la ausencia de ramaje y su limitada altura.
Estos árboles generan problemas importantes a los que se anexan. Los principales son:
- Afección al correcto desarrollo de la copa del árbol mayor, al crecer dentro de la misma y truncar las ramas que deben crecer hacia el lado en que se sitúa el árbol menor que compite.
- Generan desequilibrio estructural en el árbol mayor, al descargar peso de uno de los lados de la copa frente al resto de la misma.
- Presionan, con frecuencia, al tronco y ramaje del árbol mayor, apoyando su propio tronco en la estructura del mismo.
- Se produce una pérdida de luz y aireación en la copa del árbol mayor que genera a largo plazo pérdida de hoja y ramas en el mismo, a la vez que se genera desaparición de copa y ramaje en el árbol menor que acaba malformándose.
En estos casos de competencia entre pies de un antiguo seto, es preciso “liberar” las copas de los árboles más fuertes que han logrado consolidarse, condenando a los otros a no crecer o hacerlo muy defectuosamente, extrayendo dichos pies colapsados de su copa.
Ello puede hacerse por dos mecanismos: 1) La tala de los pies que perjudican a los árboles sanos, o 2) la extracción de esos pies y su traslado a otro lugar. En cualquier caso, la solución siempre pasa por la eliminación del pie inadecuado que presiona a los árboles sanos y crecidos, para permitirles recuperar completamente la copa y desarrollarse con espacio y aireación suficiente.
En el caso concreto de los árboles recogidos en los Grupos 3.1 y 3.2, salvo cuatro pies que han permanecido enanos pero con copa formada por debajo del nivel de inicio de la copa del árbol mayor que los cobija, el resto se trata de árboles que: o bien no es posible trasplantar por estar su tronco y ramaje enredado en el del árbol cobijo; o bien tienen muy difícil recuperación pues han perdido la copa y casi todo el ramaje propio.
La pérdida de 59 pies de ciprés no desarrollados y claramente perjudiciales para los 90 árboles que han logrado crecer adecuadamente es una acción de rehabilitación del conjunto de árboles en línea que redundará en un más adecuado desarrollo y crecimiento de esos 90 árboles.
Es por ello que la propuesta más adecuada para la rehabilitación de la línea de arbolado de la calle Lora Tamayo es la siguiente:
1.- Cortar todos los pies indicados antes en cada uno de los grupos 2 y 3. Puede puntualmente intentarse el trasplante de los cuatro que mantienen copa por debajo del nivel de las copas anejas.
2.- Plantar en los espacios que queden libres arbustos de crecimiento limitado (máximo un par de metros) y de especies compatibles con el Cupresus Sempervirens.
3.- Debe aprovecharse el clareado momentáneo (antes de plantar los arbustos) para enriquecer el suelo
4.- No debe actuarse hasta que no finalice la temporada de nidificación, es decir, hasta ya entrado el mes de agosto.»